En anteriores entradas, hemos hablado de las responsabilidades que tiene la industria textil frente a distintas demandas sociales por ser una de las industrias que más mueven la economía mundial. En esta entrada, queremos hablar de la responsabilidad que tenemos, tanto en la industria textil como en el sector moda, de permitir que las mujeres se sientan libres y seguras con sus cuerpos.
La ropa y la moda en general, impactan en gran medida la manera en que las mujeres se aceptan y se relacionan con su cuerpo. Por eso, consideramos fundamental que como industrias contemplemos la multiplicidad de maneras de ser mujer y les brindemos el abanico de posibilidades múltiples que sus cuerpos merecen. Esto quiere decir, que como industria tenemos la responsabilidad de dejar de reproducir la idea de la perfección mientras nos acercamos a la idea de la naturalidad y la realidad de los cuerpos de las mujeres.
La manera en que el sector moda durante mucho tiempo se comunicó con las mujeres, fue a través de una invitación a los cuerpos perfectos, en donde las modelos esbeltas y de tallas pequeñas eran las protagonistas de la publicidad y así mismo el modelo sobre el que se basaba la producción de tallas. Sin embargo y debido a las demandas de las consumidoras, mujeres de carne y hueso de talles pequeños, medianos, grandes y extra grandes; la industria ha ido transformando la manera en que concibe la autenticidad de sus productos y en que entiende el cuerpo de las mujeres.
A raíz de ello, desde aproximadamente el año 2009, diversas campañas en que las mujeres de talles grandes han empezado a ser las protagonistas, han permitido que la industria concatene las demandas de las consumidoras con sus productos, atendiendo a las exigencias del mundo real y generando conciencia sobre la necesidad de satisfacer las necesidades de muchas mujeres, que durante mucho tiempo fueron desatendidas. Este movimiento que cada vez es más normalizado y frecuente en distintas marcas, supone entonces la democratización de la moda, permitiendo que los estándares que hemos exigido a las mujeres se diversifiquen y estén en sintonía con la realidad de sus cuerpos.
El movimiento Body positive que se ha posicionado recientemente en las redes sociales, responde a esta necesidad de mostrar cuerpos reales, promoviendo la aceptación y evitando que los estereotipos inalcanzables sean el estándar que cualquier mujer quiera alcanzar. Al respecto de esta campaña, Adriana Convers, una de las voces que representa este movimiento en Colombia, dice que es la oportunidad para decir que como mujeres nos amamos como somos y a su vez, una manera de exigirle a la industria que no puede exigir a las mujeres, meterlas en unas tallas en las que no caben.
A partir de esta reflexión, así como en otras entradas hemos mencionado la capacidad de la industria textil y el sector moda de adaptarse a las coyunturas, consideramos que es fundamental que esté en constante cuestionamiento para responder a las demandas de la sociedad. Es nuestra responsabilidad comunicarnos de manera auténtica reconociendo la diversidad de las mujeres, posibilitando que se sientan cómodas y felices con la ropa que vistan y evitando reproducir la imagen de los cuerpos perfectos.
