En nuestras entradas anteriores hemos abordado la felicidad empresarial en su conjunto y hemos dado algunos tips grosso modo que nos pueden servir para poner en práctica y crear esta cultura organizacional. Con este artículo queremos hilar más fino, pues en nuestra búsqueda sobre todo este paradigma de felicidad empresarial nos topamos con que tiene una estrecha relación con la igualdad de género.
Para empezar, vamos a hablar un poco sobre lo que significa la igualdad de género, un término que está muy en boga en nuestros días y sobre el que quizás muy poco entendemos en realidad. La igualdad de género busca que las interacciones cotidianas que se dan entre hombres y mujeres bien sea en el ámbito laboral, el doméstico, el público o el social se den en igualdad de condiciones. Esto quiere decir que los hombres no tengan privilegios por el simple hecho de serlo, ni las mujeres estén sometidas a ciertas dominaciones por el hecho de ser mujeres.
Para que desmenucemos un poco más este concepto vayamos a lo concreto: cuando una mujer y un hombre ocupan el mismo cargo pero la primera gana menos salario por su trabajo que el segundo, diríamos que hay una brecha salarial que promueve la desigualdad de género, pues si estas dos personas hacen el mismo trabajo deberían percibir los mismos ingresos por llevarlo a cabo. Este es un ejemplo, lastimosamente, muy común.
Para comprobarlo, podemos tomar algunas cifras en América Latina: solo el 21% de empresas cuentan con una mujer en su máximo cargo directivo; las mujeres ocupan solo el 7% de las posiciones en juntas directivas y en Colombia, por ejemplo, tenemos una brecha salarial del 17% y si hablamos de desempleo, las mujeres doblan esta tasa frente a los hombres, lo que es una panorama muy desalentador.
Estas relaciones desiguales han sido históricas y son resultado de una cultura que ha perpetuado estas dinámicas con prejuicios y suposiciones sobre lo que “es de hombres” o es de mujeres” pero sobre esto no profundizaremos aquí. Lo que cabe resaltar en la actualidad es que mientras más conocemos lo perjudiciales que son estas brechas de género más nos damos cuenta de cómo el hecho de combatir contra ellas beneficia no sólo a nuestras compañías, sino a las familias de las personas que trabajan allí, a sus entornos y por ende a comunidades o a la sociedad en su conjunto.
Según la Secretaría Distrital de la Mujer de Bogotá la igualdad de género empresarial genera impactos positivos en el mejoramiento de los ambientes laborales, al establecer condiciones y reglas de juego que benefician a hombres y mujeres en igualdad de condiciones y oportunidades contribuyendo a su felicidad. Esto a su vez permite la atracción de mejor talento hacia esas empresas, se hacen atractivas y generan un reconocimiento y una etiqueta de ser buenos lugares para lograr el desarrollo personal y profesional de las personas.
Para cerrar las brechas de género nos podríamos tomar 217 años, así lo dictaminó el último Gender Gap Report del Foro Económico Mundial, una cifra que nos demuestra que si aún no hemos promovido la igualdad de género en nuestras compañías ya vamos tarde, estamos evitando la evolución, el reaprendizaje y la felicidad entre quienes hacen parte de nuestros equipos de trabajo y por último: estamos evitando aumentar al menos en un 34% nuestra productividad.
Esta entrada es un pequeño abrebocas sobre lo que significa la igualdad de género y sobre su relación con una cultura organizacional que promueve la felicidad dentro de las empresas. En nuestras próximas entradas nos adentraremos sobre este tema, lo explicaremos a profundidad y daremos algunas estrategias para hacerlo una realidad en nuestros entornos laborales.