En esta oportunidad queremos dedicar este espacio a las PyMEs que estén interesadas –como nuestra compañía– en adoptar un plan de Responsabilidad Social Empresarial. Este modelo implica la integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones empresariales y en las relaciones con sus interlocutores.
Hace algunas décadas sólo las grandes empresas emprendían este compromiso, ya que las primeras iniciativas destinadas a su ejecución solían ser muy costosas y por esa razón, cada que escuchamos esta expresión, la asociamos con un compromiso que adquieren solo las empresas que cuentan con todos los recursos para llevarlo a cabo. Sin embargo, aunque las PyMEs tengan un alcance y una escala de actividades menor también pueden implementarlo.
De hecho, según un estudio del Fondo Social Europeo, las PyMEs alrededor del mundo, integran este modelo de una manera más natural y vienen aplicando prácticas de Responsabilidad Social Empresarial –en adelante RSE- de forma habitual y ligada a su quehacer diario, aún sin conocer el concepto y sin llamarlas por ese nombre. Además, un dato crucial que otorga este estudio es que sin la implicación de las PyMEs, este modelo no puede tener un impacto real y efectivo en la sociedad, pues, por ejemplo en el caso colombiano este tipo de compañías representan el 96% del tejido empresarial.
Cabe destacar también, que las PyMEs tienen una mayor probabilidad de implementar estrategias de RSE con éxito ya que todos los involucrados en el negocio están completamente inmersos en las operaciones y conocen de primera mano los riesgos a los que se puede enfrentar la compañía.
De esta manera, aunque la RSE implica esfuerzos conjuntos de varias partes (gerentes, colaboradores, aliados, clientes, proveedores, autoridades y comunidades) es un camino que se va construyendo con pequeñas acciones y que pueden mejorarse con el tiempo. No hay una sola manera de contribuir al impacto social, ambiental y económico de las empresas y por eso cada acción encaminada a minimizar impactos negativos sin importar en qué medida, contribuye al logro de la RSE. No obstante, estas acciones no pueden ser llevadas a cabo de manera dispersa y separada, sino que deben enmarcarse dentro de un plan que debe tener un seguimiento periódico.
Un primer ejemplo de estas acciones que no implican recursos sino más bien una consciencia frente a su uso, es el consumo responsable de agua, energía y la utilización de papel reciclado que se enmarca dentro de la eco-eficiencia. Esta práctica consiste en que las compañías hagan un buen uso del agua, la electricidad que utilizan en sus instalaciones y eviten en la mayor medida la utilización de papel o tengan medidas de reciclaje. La revisión periódica de esta práctica puede contribuir a reducir el impacto ambiental que genera la compañía.
Otro ejemplo de acciones que podemos emprender como PyMEs es la de impulsar la formación de los trabajadores con incentivos o a través de capacitaciones pero si la compañía aún no cuenta con recursos suficientes para hacerlo, puede crear un plan de rotación entre puestos que hará que los colaboradores adquieran distintas habilidades o crear planes formativos dentro de la empresa en los que ellos tengan participación activa. Las tutorías en las que los cargos con mayor experiencia transfieren sus conocimientos a otros cargos también representan una acción que se enmarca dentro de la RSE.
Por último, otra acción que podemos emprender es la implementación de mecanismos para conocer el grado de satisfacción de nuestros clientes con respecto al producto o servicio que ofrecemos a través de encuestas periódicas o estableciendo un canal de servicio al cliente activo y constante.
Estas prácticas que parecen muy cotidianas y naturales en algunas compañías, contribuyen a la RSE y pueden constituir los primeros pasos en la generación de impactos positivos en las personas, grupos o entornos con los que interactuamos a diario. La RSE tiene más que ver con una redefinición de los valores de la empresa, que con la disponibilidad de recursos económicos, por eso cada PyME tiene un enorme abanico de posibilidades para adaptar la estrategia que considere pertinente y esté a su alcance.
