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Mujeres en la industria

Sobre las labores de cuidado, el papel de las mujeres y su impacto en el PIB

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Durante esta época de pandemia las jornadas laborales de las mujeres que ahora están en casa se han duplicado, pues no solo se encargan de cumplir con las labores de los cargos que ocupan sino también de las labores domésticas y de cuidado de sus hogares. Este panorama aunque ahora es más visible por la situación por la que el mundo está pasando, no es nuevo y en esta entrada queremos hablar sobre las labores de cuidado, el papel de las mujeres en ellas y su impacto en la economía.

Históricamente por la manera en que las mujeres y los hombres se han socializado, a las mujeres se les ha asignado encargarse de las tareas domésticas y de cuidado de sus familias, esto quiere decir: hacer la limpieza doméstica, cuidar de las niñas y niños, de las y los adultos mayores y proveer las condiciones óptimas para que los miembros de sus familias puedan salir a ser productivos para la economía (cocinar, limpiar, comprar mercado, pagar facturas, etc). 

Esta labor, lejos de ser natural en las mujeres, se les ha designado por los prejuicios en torno a las figuras maternas y femeninas. Esto ha hecho que el tiempo que las mujeres destinan al cuidado de sus hogares sea mucho mayor que el que los hombres destinan, generando una asimetría en la distribución de las responsabilidades del hogar y sin un reconocimiento monetario por su trabajo.

Esta desigualdad en la distribución de las tareas del hogar ha hecho que las mujeres dupliquen sus jornadas laborales si además de trabajar en la casa, trabajan en una empresa. Según la OCDE, alrededor del mundo, las mujeres trabajan un promedio de 2,6 horas diarias más que los hombres. Y si miramos su aporte al PIB de cualquier país, este es un sector con mayor participación que cualquier industria.

Con el tiempo y gracias a las luchas de muchas mujeres para que su trabajo no fuera invisibilizado, los gobiernos han ido incluyendo paulatinamente leyes y políticas que permiten hacer visible este trabajo a través de su medición y contribución a las economías de cada país. En Colombia, hasta apenas el año 2010 se creó la ley 1413 que regula incluir la economía del cuidado (término que se utiliza para referirse al trabajo no remunerado que se realiza en el hogar, relacionado con mantenimiento de la vivienda, los cuidados a otras personas del hogar o la comunidad y el mantenimiento de la fuerza de trabajo remunerado) en el Sistema de Cuentas Nacionales, visibilizando su impacto en la economía.

Este ha sigo un gran avance para reconocer las extensas jornadas de trabajo que llevan a cabo a diario muchas mujeres y además contabilizar su aporte en la economía. Según el DANE, a cifras del 2018, la economía del cuidado en Colombia representa el 20% de PIB, lo que se traduce en 185,7 billones de pesos, estando así por encima de actividades como el comercio al por menor y al por mayor, la administración pública, las actividades manufactureras y las actividades inmobiliarias.

De ese 20%, el 16% es la contribución por parte de las mujeres, mientras que solo el 4% es generado por hombres. Esto quiere decir que de cada 10 mujeres 9 participan en la realización de estas tareas, mientras que de cada 10 hombres, 6 contribuyen a ellas. Estas cifras se traducen a su vez, en que en promedio las mujeres en áreas urbanas invierten 7 horas de su tiempo para realizar labores de cuidado, mientras que los hombres solo invierten 3 horas. 

Por esta razón es fundamental concientizar sobre la importancia de lograr una redistribución de esas responsabilidades de cuidado en los hogares para que sea más igualitaria entre hombres y mujeres, pues esta dinámica representa un obstáculo muy grande para que las mujeres participen a través de su fuerza laboral en otros sectores de la economía o en la vida política.

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