El covid-19 ha sido, sin duda, uno de los más grandes retos que hemos tenido que asumir en este siglo, pues el enorme impacto que está generando comprende todas las esferas que componen nuestras sociedades. Esta coyuntura nos ha hecho detenernos, mirar en retrospectiva y reflexionar sobre cómo el cuidado y la protección de las personas es fundamental para continuar con nuestra dinámica vida cotidiana.
Es por esto que múltiples sectores económicos aúnan esfuerzos a diario para enfrentar esta emergencia y lo que vendrá después de ella. Entre estos sectores, además de la industria farmacéutica, la industria textil cumple un papel primordial para hacer frente a la propagación del virus, pues mientras la primera se extiende en la tarea de encontrar los métodos eficaces para curarlo, la segunda tiene la posibilidad de proteger las vidas de las personas a través de la creación de diversas prendas que contribuyen a la bioseguridad.
Esto, generará la masificación de prendas y productos en materiales anti fluido, que antes de la pandemia, no eran de primera necesidad y permitirá que todas las personas podamos acomodarnos a un estilo de vida diferente de manera segura y consciente, como tendremos que llevarlo hasta que no se encuentre una vacuna para erradicar paulatinamente el covid-19. Así, la industria textil está asumiendo la ardua tarea de que tanto los profesionales de la salud como todas las personas que irán saliendo gradualmente hacia sus lugares de trabajo, cuenten con la indumentaria necesaria para no poner en riesgo sus vidas ni la de las personas con las que interactúan a diario.
Esta labor, pone sobre la mesa la posibilidad de generar sinergias y trabajos colaborativos entre diferentes industrias para poder intercambiar conocimientos de cada uno de estos sectores y responder efectivamente a los desafíos que constantemente tendremos que asumir, una vez el confinamiento obligatorio se flexibilice y recuperemos las rutinas y horarios laborales.
Por último, consideramos que este tiempo de incertidumbre representa una oportunidad para la innovación y la adaptación de las tendencias corporativas a la emergencia sanitaria. La industria textil, tiene como reto, adaptar y transformar los diseños de los uniformes operativos y administrativos para ofrecer una experiencia de confort, bienestar y practicidad a los colaboradores, contribuyendo también al buen vestir y la buena imagen de las empresas de las que hacen parte.
De esta manera, aunque la pandemia ha traído consigo la ralentización de la economía y parece muy difuso el panorama por venir, consideramos que también ha sido una oportunidad para que exploremos otras posibilidades que no habíamos contemplado antes y para que la creatividad nos haga ir más allá como industria, poniéndonos a la vez al servicio de las necesidades imperantes de la humanidad.
